La anciana Katharina Kepler, viuda y analfabeta, es conocida en el vecindario por sus remedios a base de hierbas y por el éxito cosechado por su hijo mayor, Johannes Kepler, reconocido matemático y astrónomo. Este hecho bastaría para poner celoso a cualquiera, pero es que, además, Katharina anda siempre metiéndose en los asuntos de la gente. Por eso cuando Ursula Reinbold la acusa de brujería, a pesar de lo insólito del hecho, a nadie parece extrañarle. Amenazada por la ruina financiera, la tortura e incluso la ejecución, Katharina le relata su versión de la historia a Simon Satler, amigo, vecino y viudo solitario que guarda algunos secretos.